Guardianes del Páramo: En el Antisana junto a Runawana, Bklear y Seguros BUPA

Sábado 10 de mayo del 2025

Restaurando hábitats para especies emblemáticas

En las alturas del majestuoso Antisana, donde el viento susurra entre los pajonales y el cóndor andino reina soberano, se escribió un nuevo capítulo de esperanza para nuestros ecosistemas.

Bajo un cielo que alternaba entre el azul intenso y nubes pasajeras, 50 voluntarios de todas las edades se dieron cita en el sector de Tambo Cóndor para una misión trascendental: devolver vida al páramo.

La meta era ambiciosa: 640 árboles, arbustos y plantas nativas que encontrarían nuevo hogar en tierras que alguna vez fueron dominadas por la ganadería.

Especies como achupalla, polylepis, quishuar, chilca de páramo, escobilla, samil, chachacomo y pumamaqui fundamentales para el ecosistema andino, fueron plantadas con dedicación por manos grandes y pequeñas, todas unidas por un mismo propósito.

El camino hacia el volcán Antisana presentó sus desafíos. Las vías en mal estado retrasaron el inicio de la jornada, pero ni esto pudo mermar el entusiasmo de los participantes.

Familias enteras, jóvenes comprometidos y adultos conscientes comenzaron la labor con energía renovada, demostrando que cuando la voluntad es fuerte, los obstáculos se convierten en simples anécdotas.

Juventud por el Planeta

Hemos organizado muchas jornadas de reforestación/restauración de hábitat en esta zona, pero nunca habíamos enfrentado un viento tan intenso, fue un buen recordatorio de las condiciones extremas que enfrenta la biodiversidad del páramo.

Entre los rostros de los voluntarios destacaba la presencia de jóvenes, cada vez más conscientes de su responsabilidad con el medio ambiente. Son parte del cambio, cada árbol cuenta en la lucha contra el calentamiento global.

Esta nueva generación, armada con palas y esperanza, trabaja con la certeza de que sus acciones de hoy definirán el mundo del mañana.

Su compromiso es el mejor testimonio de que el futuro puede ser verde si todos aportamos nuestro granito de arena.

Encuentros Mágicos en la Montaña

A mitad de jornada, un merecido descanso permitió a los voluntarios recuperar fuerzas con un delicioso refrigerio, mientras el sol radiante y los fuertes vientos andinos recordaban a todos la imponente naturaleza que los rodeaba.

Pero el momento más emotivo estaba por llegar. Como si quisiera bendecir el esfuerzo humano, un majestuoso cóndor andino sobrevoló el área.

Y como si esto fuera poco, la silueta inconfundible de un oso de anteojos se dejó ver a lo lejos, provocando exclamaciones de asombro y alegría.

«Estos encuentros son un recordatorio de por qué estamos aquí», expresó uno de los organizadores. «Trabajamos para que estas especies emblemáticas sigan teniendo un hogar».

La jornada se extendió más de lo previsto, pero nadie se quejó. Cada participante regresó a casa con el corazón lleno de satisfacción por haber contribuido a una causa mayor que ellos mismos.

Desde la Fundación extendemos nuestro más sincero agradecimiento a cada voluntario que hizo posible esta jornada, a Runawana por su incansable labor y compromiso con la naturaleza, a Seguros BUPA por creer en nuestros proyectos, a BKLear, empresa americana comprometida con el planeta, en nombre de sus directivos, que estuvieron de visita en el país, plantamos 40 árboles, agradecemos también a Diego y Daniel Cruz de Antisana Cóndor Observatory por abrirnos las puertas de este santuario natural.

Cada árbol plantado es una promesa de vida, un paso más hacia la restauración de nuestros ecosistemas y un futuro donde humanos y naturaleza convivan en armonía.

JUNTOS SOMOS PARTE DE LA SOLUCIÓN

“Cada árbol que plantas, marca una diferencia”, Jane Goodall