La flora en las laderas de la quebrada Sn Antonio, en el Carmen Bajo en Quito, fue arrasada por los incendios recientes, desaparecieron árboles y arbustos.
Nos cuentan los vecinos que, cerca de la quebrada, se observaban gran variedad de colibríes y también loros, pero que, luego de los incendios ya no logran verlos, si bien al interior de la quebrada no es posible plantar por la pronunciada pendiente, si lo pudimos hacer en la parte superior, lo que se denomina la zona de amortiguamiento, buscando que al plantar allí se proteja la quebrada y su biodiversidad y recuperemos el hábitat perdido para estas especies y la fauna nativa.
Las quebradas de Quito son de los pocos lugares en que aún podemos encontrar vegetación nativa y nuestra fauna, especialmente aves, de allí que es importante protegerlas, esta siembra busca ese objetivo, con 430 árboles, esta es la primera etapa, plantaremos 400 árboles más el 19 de enero de 2025, si lees esta nota, desde ya, quedas formalmente invitad@ a participar.
No es la mejor época para convocar a los vecinos, ya todos estamos en modo festividades de fin de año, pero, gracias al apoyo de las lideresas del barrio, Rocío y Mayuri, a quienes volvemos a agradecer, logramos una amplia convocatoria, se unieron también un grupo de voluntarios a los que invitamos por redes sociales, fue hermoso verlos trabajar todos juntos codo a codo, aportando generosamente su energía, su tiempo, con la recompensa de saber que están aportando por una mejor ciudad, un mejor planeta y aportando a su comunidad.
El trabajo incluyó el establecimiento de un cercado de 80m de extensión para proteger los árboles, arbustos y plantas que veremos crecer.
Las especies elegidas fueron árboles como algarrobo, pumamaqui, capulí, guaba, tilo, cholán, yalomán y sachacapulí, arbustos como chilcas y guagtunsillo, y también cabuya.
Gracias
Fue la Secretaría del Ambiente del municipio la que nos asignó el área y la empresa ECONÓMICA CIC quién confió en la Fundación para este desafío y contribuyó con el auspicio de la siembra.
La participación de los vecinos fue también fundamental, sin su apoyo habría sido imposible lograr la meta, agradecemos también a los voluntarios, que llegaron desde el sur, el norte y los valles, también ellos fueron imprescindibles.
Con cada árbol que plantamos contribuimos a mitigar los impactos del cambio climático, establecemos refugios para la fauna, protegiendo la biodiversidad, aportamos para un aire más limpio y cuidamos la salud de los ecosistemas.
JUNTOS SOMOS PARTE DE LA SOLUCIÓN
“Cada árbol que plantas, marca una diferencia”, Jane Goodall
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