El Refugio del Águila Andina, fue el lugar elegido para contribuir a la recuperación del ecosistema de este espacio natural en el Valle del Río Quijos.
El águila andina, es una especie amenazada que cuenta en este lugar con lugares de anidación, de allí que, recuperar las áreas que fueron degradadas para agricultura y ganadería es una contribución importante para mejorar las condiciones del hábitat para esta especie emblemática.
Convocados por el Grupo de Observadores de Aves del Valle del Quijos, nos reunimos cerca de 60 voluntarios de diversas edades y venidos desde diferentes lugares, con el objetivo de aportar con la mejor energía para una jornada que requirió de un esfuerzo no menor, ¡plantar 700 árboles no es tarea fácil!
La actividad, que estaba programada para iniciar muy temprano en la mañana, se vio retrasada por la lluvia, sin embargo, a pesar de la ligera llovizna que nos acompañó durante el día, se mantuvo el entusiasmo y la dedicación.
Fue inspirador ver cómo los más pequeños eran los más entusiastas, recordándonos que el futuro del medio ambiente está en manos de esas nuevas generaciones.
Fueron 700 árboles y arbustos nativos como Cedro (Cedrella Odorata), tilo (Sambucus Canadenses), verbena (Verbena officinalis), guaba (Inga edulis), guabillo (Myrciaria floribunda), avío (Pouteria caimito), logma (Pouteria psammophila), entre otros.
La reforestación no solo ayuda a recuperar áreas sin vida, sino que también desempeña un papel crucial en la lucha contra el cambio climático. Los árboles son vitales para absorber dióxido de carbono (CO₂) y liberar oxígeno, mejorando así la calidad del aire y combatiendo los efectos del calentamiento global.
Este evento no solo fue una oportunidad para plantar árboles, sino también un espacio para fomentar la conciencia ambiental entre los asistentes.
Al finalizar la siembra, los propietarios de la finca ofrecieron un delicioso caldo de gallina como muestra de agradecimiento a todos los voluntarios, este gesto simboliza el espíritu comunitario que prevalece en el Valle del Río Quijos.
Esta jornada no se habría hecho realidad sin el apoyo de BUPA, empresa que sostiene que la salud de las personas está directamente relacionada con la salud del planeta y, por supuesto, el compromiso y dedicación del Grupo de Observadores de Aves del Valle de Quijos, que, como actores locales, hacen realidad estas siembras en que nosotros como Fundación, nos sentimos honrados de contribuir.
Cada acción cuenta y con cada árbol plantado estamos un paso más cerca de un futuro más verde y saludable.
La participación en actividades como esta es esencial para inspirar a las futuras generaciones a cuidar y proteger su entorno. Esta jornada es un recordatorio claro: juntos podemos hacer una diferencia significativa en nuestra lucha por un planeta más sostenible.
JUNTOS SOMOS PARTE DE LA SOLUCIÓN
“Cada árbol que plantas, marca una diferencia”, Jane Goodall
Deja una respuesta