Con la energía de la juventud y el Cotopaxi como telón de fondo, la Hacienda Los Mortiños, ubicada en la entrada norte del Parque Nacional Cotopaxi, se convirtió en escenario de transformación.
Cerca de 200 personas entre estudiantes y docentes del Colegio La Inmaculada se dieron cita para una ambiciosa jornada de reforestación auspiciada por BUPA, con la meta de plantar 1000 árboles, arbustos y plantas nativas.
Aunque la jornada comenzó tarde, alrededor de las 10:30 am, el entusiasmo no se hizo esperar. Los estudiantes de primero, segundo y tercero de bachillerato se organizaron rápidamente en seis grupos de 30 personas, cada uno identificado con un color diferente.
Con herramientas en mano, iniciaron el hoyado y continuaron con la siembra de especies como achupalla, aliso y polylepis, fundamentales para el ecosistema andino.
Para muchos jóvenes, esta experiencia representó su primer contacto real con la naturaleza del Cotopaxi. Nunca habían sostenido una barra o una pala, y el simple acto de ensuciarse las manos con tierra resultó una revelación.
Sus rostros reflejaban una mezcla de sorpresa, incomodidad inicial y, finalmente, satisfacción al conectar con la Pachamama.
Los docentes no se quedaron atrás. Trabajando hombro con hombro junto a sus alumnos, inspiraban con el ejemplo.
La presencia de la madre superiora fue particularmente motivadora, convirtiéndose en un eje fundamental para que los jóvenes se entregaran a la tarea con mayor convicción.
La jornada transcurrió en un ambiente de camaradería y aprendizaje. Quizás estos jóvenes, acostumbrados a sus burbujas de confort, estaban descubriendo que devolver un poco a la tierra que tanto nos da no solo es necesario, sino profundamente satisfactorio.
Al finalizar, cerca de las 13:00, los participantes compartieron un merecido refrigerio antes de emprender un recorrido por el Parque Nacional Cotopaxi, incluyendo una visita a la laguna de Limpiopungo.
Con las manos cansadas pero el espíritu renovado, cada voluntario se llevó consigo la satisfacción de haber aportado un granito de arena a la conservación de nuestro planeta.
A todos y cada uno de los voluntarios que se dieron cita en esta jornada, un profundo agradecimiento.
Cada árbol plantado es un paso más hacia un futuro más verde y sostenible para Ecuador.
JUNTOS SOMOS PARTE DE LA SOLUCIÓN
“Cada árbol que plantas, marca una diferencia”, Jane Goodall
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